Estudio tu digna mirada dolorida por si aprendo
a conocer la estrategia de la rosa y sus espinas.
En sentido figurado me figuro tus andares,
bailando en contoneos duros, marcando,
salivando el miedo y la aversión a una química
que se te impone, pernada sin ningún derecho.
Ser luz en el país de las sombras es un pecado
aún no emancipado de la infernal entelequia
alimentada con carne, músculos, tendones,
piel, dura queratina y pensamientos de nada,
sólo concebido por el bulbo más ancestro.
Si aprendo de tu mirada hermanada con la brisa
que vuela como un galgo asustado, registraré
mi caja fuerte por si encuentro el destello
de una descarga eléctrica quemando cables
sometidos a la eterna sumisión en cadena,
antítesis de tus rosas protegidas por espinas.
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