Hay algo en el latir de los planetas
que llega como mirada ausente
en cuadrícula divina
cuando adivino el proceso.
Estoy aquí, soy, reclamo, pertenezco,
me asumo y me incinero en las rojas estelas
desviadas que habitan el acrisolado cielo.
Vuelvo a la claridad espantosamente ciega,
engarzo gotas de leche en la negra inquina
oculta en fibrilado corazón de alto riesgo
y resguardo el calor con letras en desequilibrio
que incuban orugas hace tiempo desaparecidas,
espejismo de aleteos muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario