Sirena lejana,
escamas de dudas.
Un ángel vuela
(lo he visto, aunque iba disfrazado)
dejando caer advertencias
que no se pueden escuchar en Babia,
mi casa desde hace tiempo.
Es posible que le pongan una falta
de gravedad imprecisa
por no hacer bien su trabajo.
No importa,
nadie debería dedicarse a eso.
Continúo pensando
en la orilla de una playa.