Seguir al viento en su furia,
calavera desnuda de carne innecesaria.
Girar con la certeza del vértigo en la sangre,
oír sólo un rugido en la garganta,
fugarse de la inercia
con fuerza nacida de una sombra adivina de razones.
No es líquido amoldándose a no importa qué forma,
no es piedra sin sentido,
no es gas que sube
a las alturas y se desmaya.
Es desafío que encuentra,
aquí abajo,
en la tierra,
el impulso de las alas.