Recuerdo quién soy,
antes de levantarme de la cama.
Arreglo mi silencio un poco,
lo justo para que suba por un rayo de cobre
empeñado en entrar por la ventana.
Llegan sonidos que no quieren puertas,
se enredan en mi pelo despeinado.
Después,
cuando veo animales
en las nubes altísimas,
piso tierra y nace
una ley grave
relativamente natural.