En Formentera,
vestida con la luz
de la primera mirada,
los peces bailan
entre mis manos,
alegres porque una sirena
nunca olvida el camino a casa.
Nostalgia rumor de amapolas
blancas de espuma
tentación y calma
sal y agua
vuelo de albatros.
Mirando por esta ventana
abierta al bosque
del norte de las ánimas,
vuelvo a la isla
y canto mi canción.
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