Recogiendo sus cabellos en una montaña coronada por un refulgente sol,
su última mirada bajo ese techo es para sí misma,
celebrada por sus ojos en un espejo convexo
capaz de recoger del presente el ya-pasó-aún-no
y el qué será prometido ayer.
Su mandíbula se tensa como la soga del ahorcado
poco después de la decisión del vuelo,
sus dedos se aferran a un pedazo de nada
engarzado en uñas pintadas de alabastro,
los pies en alerta desean estrenar la suela
de unas botas hechas con la piel de un meteorito...
Baja la escalera mohosa con un traje
de tul blanco cargado de manchas
que conmemoran batallas anteriores
y se funde con una noche tintada
de índigo y deep purple.
su última mirada bajo ese techo es para sí misma,
celebrada por sus ojos en un espejo convexo
capaz de recoger del presente el ya-pasó-aún-no
y el qué será prometido ayer.
Su mandíbula se tensa como la soga del ahorcado
poco después de la decisión del vuelo,
sus dedos se aferran a un pedazo de nada
engarzado en uñas pintadas de alabastro,
los pies en alerta desean estrenar la suela
de unas botas hechas con la piel de un meteorito...
Baja la escalera mohosa con un traje
de tul blanco cargado de manchas
que conmemoran batallas anteriores
y se funde con una noche tintada
de índigo y deep purple.
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