
Puede que revienten los tímpanos
para apreciar mejor el sonido.
Un letánico rosario asusta a las parejas de amantes
en el cementerio, a plena luz del día,
voces encapsuladas en el río de la memoria.
La mística histeria desvela las visiones del ojo del sol
detrás de una simple asunción, el carnaval apacigua
los rastros de la tormenta,
la dorada ensoñación nos hace grandes ante
detrás de una simple asunción, el carnaval apacigua
los rastros de la tormenta,
la dorada ensoñación nos hace grandes ante
los gigantes de frágil vidrio descascarillado.
Y así, como si nada, las virtudes se cambian el nombre
para adaptarse a las silenciosas llamadas
de un ente con mil cabezas fraguando la antagonía
en el espacio virgen de un ritual macabro.
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