Hoy
el miedo es sin nombre, un suspiro anticipado.
Ayer
fue frío, un puñal sin filo para defenderme,
una
mosca en la nariz.
Cuando
era martes, tenía las alas de sangre
y
un manto de coral, casi divino;
recorrí
su cara con mis manos y el deseo blanco de quien no mira.
Los
miedos son siempre distintos, uno sólo.