El
viento se inclina,
y
cae
(como
un ángel)
la
extensión del ciclo de sus hombros,
multiplica
el brillo de la estrella,
vuelve
a la idea que dejó colgada en el filo
de
una sábana al aire
extremadamente
al límite
de su propio imperio,
se
abraza al dolor de un sauce
cuando
está llorando,
las
hojas aplauden los matices
del
abrazo y agradecen
la
pasión de la caricia.
Su
saliva sabe convertir sales en ácidos,
para
que el mundo no esté hecho
sólo
de silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario