#cookieChoiceInfo { display: none; }
Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

miércoles, 19 de febrero de 2014

Sin espectáculo


No lo esperaba,

por eso la botella gritó con la garganta llena de agujas al sentir el golpe.

También eso ya era nada, como si nunca hubiera existido el abrazo al 12%

que abriga dentro de los huesos, el alivio mismo caminando por mil vidas hasta llegar a la sangre.

Él sabía que, desierta, ya no servía para engañar a nadie,

por eso dividió su vacío en los trozos que antes formaron una esbelta figura vestida de etiqueta;

un aura transparente flotaba en ese momento con la lentitud de las ideas recién pensadas,

aroma de vino trepando por un aire mezclado con dolores sin historia -de tanta memoria presa-,

y veloz huía luego por los ojos de la casa, abiertos a la noche de todas las almas

y algunos gatos tristes.

El día siguiente llegó iluminando sus brazos tatuados

con lo que fue el corazón de aquel continente.







2 comentarios:

Huellas dijo...

No sé si seré yo o es que coincide que tus dos últimos poemas me saben a sal y finales.

He dedicado mucho tiempo a leer a los antiguos filósofos y resulta que se me estaban escapando tus flores este invierno. Me alegro de volver junto a tu lar.

Besos

susi underground dijo...

Qué bien viene repensar a los antiguos filósofos, cada vez se entiende mejor, o peor, lo que querían decirnos.
Los inviernos me llevan a buscarme por ahí, Ana, por los finales. Nada que no pueda arreglar la primavera.
Un abrazo grande.