No
era día,
ya
se había terminado,
pero
el frío.
A
los pies de un árbol,
en
el cielo cucarachas,
se recostaron mis huesos.
Dormí
como si hubiera encontrado mi casa.
El
recuerdo es una piedra
transfornada
por la alquimia.
Un
loco de cien cabezas,
un
gusano y una liebre
nacida
en el mes de marzo,
me
desearon buen día
cuando ya
se había ido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario