Con un nudo viajo a las tierras altas.
Maleta sin peso de estatuas frías.
Cada una de sus hebras se ajusta a la de al lado, unidas
sin espacio que moleste; un cuerpo formado por trenzas
que elijen seguir mi camino,
largo como una playa vacía.
No queremos leyes que,
para ser,
necesitan la mirada de los otros;
subimos la cuesta, yo y mi nudo, y a veces descansamos
sólo por ver a las lagartijas saltar en corro,
porque hoy-siempre-es-domingo.
De vez en cuando, perdemos
algo que será, si quiere,
un hilo más en el núcleo.
Anudados y en mi cuello -pañuelo abrigando la garganta-
hay una voz que me llama, un destello violeta
en la noche siniestra de los rascacielos ............
............ una caída en el barro, un tatuaje en las venas
con forma de camino en mayo
y seis refugiadas escapadas del napalm
y de una vida sin suerte.
Ellas también vienen conmigo.
2 comentarios:
¿Son así tus escapadas al monte?
Qué bueno salir a pasear contigo.
Muxuak
O peor :))
Cuando quieras, Anita. Achuchones.
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