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Paisaje invernal de Guardo |
"En Castilla, nueve meses de invierno y tres de infierno."
Enero no vino en silencio,
gruñó enseñando los dientes de color agua fría
para abrirse las tripas con un puñal de moradas
ojeras y un golpe de viento.
El invierno había sido recibido por manos blancas
para que el azul del hielo endureciera la espuma
que da vida a las cabezas parlantes de las fuentes.
Más tarde, los olores a mortaja desaparecieron
para dar lugar al vuelo de hormonas vegetales
y coleópteros brillantes de polen.
El dios de la siembra subía diariamente
a la vertical imposición de manos sanadoras
y el día se iba vistiendo de largo pasillo iluminado.
Casi a la mañana siguiente, la primera manzana cayó
para despertar con su aroma al trueno
que reclamaba su trono vitalicio.
Volvía el frío a las tierras viejas.
4 comentarios:
Comprendo muy bien todas esas sensaciones...Sólo que aquí se ocultan bajo capas de asfalto.
Besos, bruja
Tú las hueles, por más que las escondan bajo las carreteras.
Besos, Bruja.
Por algo hablan de "mantas" sobre los palentinos, con nueve meses de invierno jejje...me gustó el poema, te envío un saludo de manos calientes en éstos meses de infierno.
Qué mantas, brujo, qué mantas, pura delicia.
Se agradecen tus manos calientes, que no creas que hace mucho infierno este año.
Un abrazo, doc.
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