El reflejo en los cristales,
separados de sí mismos por el eco de la esencia de ese ruido,
será estruendo de sales y ácidos,
imperativo que nace en galácticas constelaciones
lejanas y desconocidas.
Romperá la barrera,
paralizado el sonido ante el triunfo del hongo nube
de nieve que no es nieve,
sino desastre artificialmente sincrónico
en lo natural desnudo de posibilidades.
Santa es la Desintegración
y Santa es la Guerra,
viene sobre los hombros asustados
del santo miedo
vestido de blanco negativo.
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