Seduce con ruido de metales, por donde pasa una llave cerrando los ojos
de la hora siempre quieta,
grietas en las torres eléctricas, laberintos,
campos mares en flores de limón de brazos largos,
tinta invisible bailando en porciones autónomas delante de átomos
horizontales -maraña de plata antigua cuando el sol oye palabras,
otras palabras-, aumentando mi voluntad de oído
si abre el libro de las hojas curvas cuando huele a tierra
limpia por sus manos, abiertas y envolviendo la corona imaginaria.
Aire.
2 comentarios:
¡Jaleo....! ¡Qué buena...!
Agradecida, maestro. Y pásatelo en grande en la feria malagueña, que ya será medio astorgana, conociendo cómo encantas al personal. Encantada que me dejas.
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