Un coro de monjes amanece en la hojarasca
porque el diente de la liebre recorre la corta
distancia que hay del asiento hacia la puerta.
Era mi casa la vuestra, si alguna vez las casas
fueron de alguien, decía Sisa en una noche con sol,
qualsevol, qualsevol...
Vamos a ciencia cierta por el camino más corto,
rebuscando cebada en los anaqueles
y algo de costo...
Ahora el silencio es monástico
en el jardín del Edén,
brillos, candelas, burbujas de cristal y nácar
sobrevuelan alrededor de la antorcha
para que se la vea.
Bienvenida la relatividad del guanche
que imita, como un artesano asiático,
el silbo de las alturas.
Y lo moldea.
Sisa: Cualquier noche puede salir el sol.
"Pasad, pasad, mi casa es vuestra, si alguna vez las casas fueron de alguien..."
3 comentarios:
Sabiendo que hay mucha gente
que no sabe silbar
no está nada mal ver chiflar.
Me ha gustado susi...el poema. Me ha gustado tanto que hasta mi ha llegado el silbido.
Te saluda uno que sabe chiflar y silbar jeej
Sabiendo que hay mucha gente
que no sabe silbar
no está nada mal ver chiflar.
Me ha gustado susi...el poema. Me ha gustado tanto que hasta mi ha llegado el silbido.
Te saluda uno que sabe chiflar y silbar jeej
Claro, lobo bueno, es que este silbo está hecho para que se oiga en el confín más alejado del planeta.
Gracias por chiflar y por silbar, brujo.
Bssss
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