Espero que estés bien,
yo
así quedo,
me
parece,
porque
ya nada es igual en este sitio.
Te
escribo porque es primavera,
pero
está lejos,
como
las historias nacidas frente al fuego,
¿recuerdas?,
cuando
nada nos prohibía la entrada en el paraíso.
Me
contabas que ibas romper el ojo de Dios,
pues
su manto no esconde más que miserias.
Decías
que es mejor que sólo tenga un ojo,
así es más fácil dejarle ciego.
Pero
la sangre sigue en su encierro,
porque
Él, en su ira infinita,
arrojó
la llave al mar,
y
ahora quiere crear
un mundo sin salidas. Muros
de acero inoxidable,
¿te
lo puedes creer?
Dime
que no estás de acuerdo,
que
es imposible poner en práctica una idea semejante.
Que
nunca estarán los ríos quietos
ni
los planetas inválidos,
porque
antes de ser puerta fuiste árbol
de
apoyo a todas las aves del universo.
Espero
que estés bien,
yo
así quedo,
aunque
ya nada es igual sin ir a hombros del aire.
Esta
primavera,
querida
puerta,
me
parece que ha nacido helada.
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