Como
un oráculo de manos sucias,
de
pie sobre el vacío,
cae
un ángel de dudas y espirales ojos.
Desierto.
Un
suspiro cambia el paisaje,
pájaros
en la cabeza,
hilos
de penumbra tejen aguas sobre el vértigo,
volviendo
hacia atrás miradas
sin nada que perder.
La
puerta se abre,
pero
entra por una grieta en el asfalto.