Se
acabaron las moreras en el barrio,
nadie cuida
de los gusanos de seda.
¿Se habrán extinguido,
como
el guacamayo que volaba
dentro
del cielo y por eso
el color de su plumaje?
O
el delfín de carcajadas
galopando en agua dulce.
Los
libros del futuro dirán que se suicidaron.
Sin la seda de las alas
de los delfines azules,
con
libros sin aroma y
que ya no pueden tocarse,
el
mundo se ríe
cada
vez un poco menos.
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