Me
obliga a saltar dentro de una boca
de
arenas movedizas o corrientes de presión
sobre
la nuca,
no
estoy segura,
hace
frío y la noche
no
deja ver más allá de los desiertos.
“Esto
ya lo he sentido”,
pienso,
“llega
una existencia distinta,
perderé
lo que tenía,
y
cuando el aire sople de nuevo...”
Dejo
de pensar y olvido,
por
medio de una espiga solar,
esa
obstinada insistencia, no es razonable
romperse.
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