Busquen
a Lorca en las cunetas,
en los suburbios de mala muerte,
en las
sombras de las casas,
cuando la luna negra no duerme,
en la locura de
Bernarda o en el dolor
de su dureza.
Busquen a Federico en el beso a
Whitman en Manhattan
o en una carreta subiendo a pueblos olvidados
o en una carreta subiendo a pueblos olvidados
que sólo leen el pulso sin orden de las estrellas.
Búsquenlo en el estrato decimocuarto,
en los muros de los
cementerios,
en el grito mudo de las calaveras,
en los huertos, en
las acequias,
en el oscuro pasillo de sus malos sueños.
Busquen a
Lorca,
o digan dónde están sus huesos
de espuma de huesos
de puente de poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario