Mar desnudo de agua y lisérgico,
aéreo,
animal de sangre que hierve y filo de amarilla espada
que rasga luces mayúsculas
contra una tarde de soles.
No hay dudas en los rayos,
se saben lentamente poderosos,
maduros de fuerza sus dedos cegadores,
plácidos.
Casi dolientes de tanta ingravidez.
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