Si me vieras tan lágrima y lampiña,
tan de ojeras azules y sienes perennes;
tan llena de todo, que mi cuerpo apenas se sostiene,
que flota por encima de partos y decesos,
que se abruma con canículas salvajes
y duerme bajo el sudor de una gota de alquimia.
Si me vieras los rizos de la frente,
que quieren tapar sin conseguirlo
la explosión nacida en el núcleo,
que anteceden a otro siglo
cambalache y anémico de frutos
rojos, negros, esenciales y nutrientes,
pálida luz de aceituna.
Si me vieras reírme
con una flor en el coño...
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