Sobre puentes y alamedas
el sol dibuja una sombra de ramas secas
que nacieran al amparo de sus manos
mientras respira el aire que mueven
algunas cigüeñas mirando hacia el levante.
Las claridades más largas llegan sin hábito de abuso,
sin apenas mirar
el rastro dolorido de las últimas oscuridades
que aún asustan a niños y a viejos robles contorsionados.
Vámonos al cielo abierto, dicen las alas de las aves,
resucitemos el camino de signos tan móviles
como un hilo de plata asomado al balcón de las delicias.
Y puesto que están ahora,
prueban el sabor a hierba del oxígeno que vibra
en notas de excitación confusa saltando de charco en roca,
de musgo en brezo dormido
siguiendo el rumbo del instinto más primario.
Proserpina ya piensa en trenzar su alfombra deslumbrante.
2 comentarios:
"de musgo en brezo dormido"
Ese verso en si mismo, para mi, es un credo. Por eso me gusta la poesía, por eso creo en ella, por versos como ese que mueven la imaginación. Gracias!!
Un saludo efusivo!!
Y mucho que me alegra que aún sepamos concebir lo que significa poesía, esa manera de hablar desde las entrañas.
Gracias a ti, brujo, yo también te efusiono un montón.
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