Pasos de cansados peatones se arrastran
tergiversando el mensaje de
las manchas en las aceras.
Alguna grieta por donde se cuelan
imposibles hebras verdes,
remolinos de papeles tintados
con pereza y sin esperanza
deletrean las lágrimas que se alían
para deshacer sus venas marrones,
jirones de savia en momia tumefacta.
El hocico de una rata asoma por
la alcantarilla, puerta de entrada
a los propios infiernos
abrigados con patéticas capas
de ajados colores, el forro es plomo
y el cuello, una espita sin llave.
Y siguen arrastrando sus pasos, los peatones.
3 comentarios:
"Y siguen arrastrando sus pasos, los peatones".
Viviendo sin vivir,
mirando sin ver,
hablando sin decir nada...
Tienes una fuerza en tus palabras que me hace recapacitar sobre muchas cosas Susi, éstas especialmente me han puesto triste.
Un beso cielo.
Eso es lo que deberíamos recapacitar, Xinauh: que no hemos nacido para arrastrar cadenas en los pies, y mucho menos en las mentes.
Es triste, pero antes de la solución está el reconocimiento del problema.
Y tú bien sabes de eso de dar energía, que no nos sobra.
Un beso, revoltosa.
PARIÓ
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