Si el aire se mueve como un espectro y
construye desiertos
con dunas que ocultan los campos de trigo,
vuelve, elevando mi columna vertebrada,
la noche y canta
para qué sirven mis manos.
El tiempo se empeña en que olvide ser culebra
sobre una rama de olivo,
pero sé defenderme
cuando quieren cortarme la lengua.
Cambio de piel,
tomo el fruto y bailo
la balada de la hoguera.
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