Está aterrada,
tiene cuerpo de
mosca en la boca de un murciélago,
ríe con
lágrimas de lagarto,
maltratadora de los animales
que encuentra
dentro de sus ojos,
gris y plomo,
inconsciente, sobria,
borracha
de sangre,
alza una mano
extendida cayendo a trozos
milimétricamente
configurados,
se mira en el
espejo y llora,
memoria
de un país al
límite de su abismo.
Avanza un
paso...
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