La
voz del viento no tiene decimales.
Alejadamente
amante de la unidad de los cuerpos,
aunque
abra el asfalto su vena vertebrada,
sobre todas las cabezas
se
desplome el peso del mundo,
los
mares suden mercurio
por
las bocas de los peces
y
una remota campana olvide la muerte
del
último eco de un verbo de su idioma,
como
si nunca hubiera estado cerca
ese
vuelo de sabor a bronce.
Su
lenguaje es más importante que el oxígeno.
2 comentarios:
Pues si...
Un saludo Susi y buena entrada al mes de las flores.
El B de L
Un abrazo, chamán, lo mismo te deseo.
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