Se darán vuelta las ventanas,
cuando pasen frente a ellas los dioses de los lamentos.
Teñirá de bronce el sonido limpio las voces nítidas,
volarán sobre aves los amantes del mundo y
sus latidos en las sienes.
Las nubes se harán muelle,
imposible matar múltiplos de cero
multiplicado por pesos que pierden peso
cada vez que alguien decide ser
veinte gramos más uno.
Caerán sin fuerza las balas de la torre,
negra por la sombra de los que no callan.
Ni siquiera muertos.
2 comentarios:
Poner voz a los muertos...
Una caída libre sin equilibrios, veo..., o no...
Como desde un trampolín, intentando mantener el tipo hasta llegar al agua.Que la elegancia no está reñida con el salto ;))
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