Flota el humo del tabaco escapándose por la ventana,
abierta a una noche de férreas sentencias.
Bajo un suelo castigado por asfalto,
la tierra es un cosmos de túneles tatuados
para hormigas dementes
en círculos sin salida.
Un castaño de las Indias observa sin ganas
océanos sometidos por la piedra;
espera, paciente, la vuelta de la casi-forma esmeralda que iniciará
la revolución por la belleza
de sus moléculas mutantes.
2 comentarios:
Ma gusta dar voz a quien no podemos escuchar, no porque no la tengan, más bien porque no podemos entender lo que dicen. El árbol, el suelo, la piedra...todo lo que nos rodea y está vivo.
Buen trabajo Su, ese humo velado que deja oír.
Zorionak!!
Merci, Anita, esto de vivir en el campo despierta las ganas de aprender nuevos idiomas.
Besos.
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