... las formas angulosas de los rayos,
pero no hacen daño a la fase primaria de los nacimientos,
flotante y tranquila,
frágil como algas en aguas revueltas por lagartos gigantes
desde la tierra,
enérgica como escalada desesperadamente
vencedora o moribunda, indefensa
y ausente de todas las legislaciones.
(Después de ver a la muerte cara a cara tantas veces, sólo parece la sonrisa manifiesta
de un silencio
en la mano de una ortiga.
Y ya no asusta su mirada de todos los colores)
2 comentarios:
Nacerse de la muerte.
Yo no la he visto cara a cara, sólo una vez y era muy pequeña para entender.
Ahora la siento y no me asusta, la vivo como una vida.
Siento el tajo eso sí, profundo, como tus versos que penetran en la suavidad de ese nacer.
No se si tiene algo que ver pero es lo que llega.
Buena mañana, ahora me toca pelear con los vivos.
Sí, a esa misma conclusión tuya llegué yo cuando terminé de dar forma a lo que me salió.
Sin miedo es mucho mejor todo.
A estas horas, ya habrás acabado de pelear con los vivos... espero que hayas ganado.
Un beso, Ana.
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