No te daré nada que se pueda romper,
ni mi orilla ni mis días pasados
por el cedazo que retiene lo único valioso.
Nada voy a darte de un núcleo hecho con pétalos
tan frágiles como el brillo del oro que imagino,
suave como un gato acariciando una cadera
en la tibia madrugada que no duerme
pensando en su cita con la aurora.
No vería mi reflejo
si tus manos lo llevaran al mundo
de donde nunca vuelven las cálidas brisas
rotas por la mitad.
No tendrás ni una brizna enjuta,
esquelética, incompleta,
de un átomo que forme parte
de lo que yo quiero ser,
poblada como estoy de universos
que esperan su hora, larvas latiendo
bajo mil capas que las protegen.
2 comentarios:
Pienso que estos versos, Susi, te acercan al universo inquietante de Lorca en Poeta en Nueva York; "en la tibia madrugada que no duerme / pensando en su cita con la aurora." Lo digo en un poema que tiene mucho que contarnos y que nos habla de tu propia actitud ante la vida. Sigues en tu camino, Susi, lo que puede ser interpretado como un logro de la insistencia.
Un abrazo.
Así es, Efe, sigo en mi camino por pura cabezonería, y no es fácil no dejarse desviar por modas, presiones o 'las lecciones de la vida', ya sabes.
García Lorca cada vez nos dice más cosas, ojalá sigamos queriendo entender su poesía.
Gracias de nuevo por tu visita, se agradece.
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