Como en el mundo de Beckett, en este espacio caleidoscópico las ideas están atrapadas en un cuerpo en ruinas que jamás podrá fijar la identidad de una realidad que constantemente se transforma.
Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."
viernes, 31 de enero de 2014
Las palabras agotadas
El sonido metódico caía,
sistemático,
por el grifo roto en la garganta,
sin variar el ritmo.
Emocionalmente plano,
su lenguaje parecía una secuencia binaria
de sentidos que costaban unos céntimos de idea,
voz anémica por falta de hierro, por no ser
mineral enamorado
de su peso y su condena.
Después de una gota,
otra moría
matando un segundo de libertad vigilada,
sin haberse puesto la diadema
que separa sus cabellos de los míos.
Salir del tiempo y del agravio, salir
de lo mismo y la miseria,
sedar con un beso de veneno la prisa de los instintos,
la naturalidad inocente de la química interna.
Como si todo fuese nada.
domingo, 26 de enero de 2014
Ruido de frío
Luminoso gusano
durmiendo en esta flor -
tu luz está encendida
(American Haiku, 1959, Jack Kerouak)
Moviendo el aire sucio, pulía cascabeles de cartón de plata
en el claro de bosque más rápido en ser sombra bailarina.
Llegó a llorar junto a un místico extraño
[borrachos de tequila y penas de la puta Esperanza de santa belleza]
que ve en la noche el camino de su suerte.
Hablaba con los animales que habitan detrás de lo que tejen
dejándoles el corazón en sus manos
con el convencimiento insensato de que no se lo comerían
aquellas bocas abiertas.
Pero el ruido del frío mataba lo imprescindible.
Sólo se oía un sonido de dientes masticando luces.
lunes, 20 de enero de 2014
Miré...
... como quien se apoya en una blasfemia
para subir por el esqueleto de los días.
Supe reconocer,
sin suavizar aristas,
el instinto emboscado
en los pliegues de mi falda,
recién fruncida en su frente.
El apocalipsis esperaría.
Era un principio de autogestión situada
en algún lugar del extrarradio
de una nube redonda por tormentas
que despiertan síntesis en lo dormido,
solitarias y con un fatalismo
recién pintado de verde.
Fue como llenar el pecho de aire,
correr por el parque
donde van a jugar los niños telepáticos,
breves en propósitos y
sin conocer el poder de su piel interna.
Mueven árboles y capilares
los infantes rítmicos
con el aire de sus risas.
miércoles, 15 de enero de 2014
Estructura sentimental del fuego
Con un orden caótico en las ramas secas
que le dan vida,
perfecto el círculo asumido por la tierra
para cerrarlo,
grande,
calcinando...
En su centro, un ramo de esquelas se duele
de no ser flor incandescente;
más livianos que libélulas,
los lutos quemados suben en vehículo de nubes
por la columna del medio,
profeta que revela el sueño de los justos.
Incendio de ojos abiertos.
Las lenguas anaranjadas leen las venas de la noche
y descifran visiones en la sangre del enigma.
sábado, 11 de enero de 2014
Reino de lagartos
Hay momentos
en los que las manos piensan
que una sombra no debe habitar bajo su cuerpo,
y esconden el resplandor para matarla.
Los dedos son perlas negras donde el vacío es constante,
donde no hay ojeras de cristales sin pestañas,
en cavernas donde a los malditos llaman bienaventurados.
Las palmas se hacen vasos llenos del agua de todas las gotas,
pero nadie puede ver en ellas su rostro sin lámparas encendidas.
En ese pozo se suicidan los mitos y reinan los lagartos.
martes, 7 de enero de 2014
Tejados de humo
![]() | |
Allen Ginsberg, 1966, fotografía de John Loengard |
"Quienes eyacularon en la mañana en la tarde en jardines de rosas y en el pasto de parques públicos y cementerios esparciendo su semen libremente a quienquiera que llegara."
(Ginsberg, Aullido)
Se masturbaba con un dedo de Ginsberg
humedecido en vómito,
en ganas de subirse a las antenas
y gritar con lobos y esquinas solitarias.
Era el corazón el que movía sin prisas
para pintar bucles rosados sobre manicomios sin color
[nubes de algodón de azúcar protegiendo al loco],
pues blanco es el trono de la virtud
cuando caen del cielo triángulos como cuchillos.
Se acercaba el abismo
y se iba de nuevo sobre música de eléctricos negros,
artistas en coser con hilo de madrugada
un ojo de encaje a las venas del frío.
Antes de abrirse el asfalto,
los ángeles oían desde arriba: "eli eli lamma lamma sabacthani..."
Terminó llorando de éxtasis imperturbable.
viernes, 3 de enero de 2014
Ellas también
Con un nudo viajo a las tierras altas.
Maleta sin peso de estatuas frías.
Cada una de sus hebras se ajusta a la de al lado, unidas
sin espacio que moleste; un cuerpo formado por trenzas
que elijen seguir mi camino,
largo como una playa vacía.
No queremos leyes que,
para ser,
necesitan la mirada de los otros;
subimos la cuesta, yo y mi nudo, y a veces descansamos
sólo por ver a las lagartijas saltar en corro,
porque hoy-siempre-es-domingo.
De vez en cuando, perdemos
algo que será, si quiere,
un hilo más en el núcleo.
Anudados y en mi cuello -pañuelo abrigando la garganta-
hay una voz que me llama, un destello violeta
en la noche siniestra de los rascacielos ............
............ una caída en el barro, un tatuaje en las venas
con forma de camino en mayo
y seis refugiadas escapadas del napalm
y de una vida sin suerte.
Ellas también vienen conmigo.
miércoles, 1 de enero de 2014
La última
-Al aire se le pudren las raíces del pecho...
explica en voz baja
la herida que adorna su costado izquierdo, de sangre cálido.
Brilla fósforo de huesos,
un dique rompe en su mitad más larga,
y sucede lo que se anunciaba
en periódicos y revistas con idiomas inservibles
la mañana en que la nieve
[ y palomas,
¡eran tan blancas...! ]
caía con gracia sobre la piedra del pueblo:
chop... plac... ... ...
¡bang!... llegó a sonar
cuando sólo quedaba un copo dentro de su jaula
de ruinas colectivas y perlas de plástico.
Renacimiento imposible.
Última criatura inocente.
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