Sin
dramas, madre,
estamos
solas ante el espejo.
Tus
penas son las tuyas,
yo
tengo las mías y requieren atenciones
por
parte de mi interés,
y
me río porque quiero.
A
padre no lo maté,
me dio pena,
lo
dejé mirando al Ganges, en la orilla de poniente,
espero
que sólo vuelva
cuando
salga del cangrejo al que sirvió de alimento hace,
si
recuerdo bien,
mil
lunas de Saturno.
No
hay prodigios de tres lados, son voluntades
que
parecen obrar portentos,
logrando
lo que llaman imposibles en momentos
absolutamente
probables.
El
centro de los ángulos es un espacio
situado
en la nada del vacío
por
el que vas a caer, madre,
si
das un paso atrás.
2 comentarios:
Ma ra vi llo so
Gracias por el entusiasmo, querido desconocido.
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