Una
idea sin afectos es creencia que se tiene por segura, la única y
verdadera.
Pero el dogma está fuera del mundo y sus mutaciones,
de toda duda
que razona sobre su propio deseo, que es ir creciendo,
como lo hace un chopo
a la orilla de un regato. La vida, si te ha
convencido su amor evolucionando,
demuestra que todo crece hasta que se transforma.
Los que se ganan la vida con el
intelecto, en este sistema deforme,
son una especie inmutable,
quieren tener razón a cualquier precio, son la patria
de las inseguridades. Lo dijeron los sabios que citan para equivocarnos, a
sus
palabras les atan las manos y las rodillas, les ponen bozales y las falsean.
Sólo ama a quien se
dirige la idea que está atenta a sus propios pasos, que se
equivoca
y rehace el camino hasta que encuentra otra curva
en la que perderse; inmóvil, es teoría que sólo sirve para el odio a los afectos.
Por
eso me gusta la anarquía.
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