Sentir,
pensar, hacer...
no
siempre funcionan
en
ese orden,
una
norma no es
expresión
de método.
La
práctica la entiende cada cual a su medida,
nosotros
somos voluntad en la prudencia
olvidada desde antes de los nacimientos,
bailamos
sobre el momento
-infinito,
hasta consumir el plazo-,
sabemos
que sentido es mejor que circunstancia
y
que un desorden se transforma en estrategia
si
el no pensamiento emociona
desde
antes de cualquier herida.
Despreciamos
la práctica cabeza que está bien
(esquivo
escenario,
mañana cambiará de forma),
convertimos
en bálsamo la hiel,
deseando
que algún día el suelo haya volado
tan
por encima de vuestro progreso,
que
nunca podáis llegar a los que no vivimos
con
la corrección que condecora,
que os define y procura
tan buenos resultados
a
los perros de la guerra.
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