Si
fuera posible enterrar todas las palabras
... por
confusas, cómplices
de
un hacha en mitad del árbol;
por no desvelarse,
aunque
la necesidad señale con el índice la causa...
lo
haría a la velocidad del trueno
que
no guarda sonidos debajo del brazo,
sería mi ofrenda,
por
su paciencia,
al brillo que va dejando el secreto
de
una nebulosa.
Un remedio contra el crimen establecido.
El
silencio no necesita escenario,
es
un mundo salvaje,
más
fácil de subir por su garganta
que
por leyes sólo comparables
consigo
mismas;
menos áspero que un símbolo,
que el
terciopelo raído
de un gato pardo
fantasma.
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