Era
un
sol
aturdido
en
un cielo de metal helado,
un
miedo,
un
apagón en la Vía Láctea,
un
panóptico jardín,
voyeur
ojo
cateto
de triángulo.
La
serpiente
(fffsssshhh...
fffsssshhh...)
dijo
que huyera
de
aquellas botas de carácter
estrictamente
militar.
Desde
entonces viajo
sobre
los hombros de las alas
de
las plumas
de
los árboles.
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