Leo
de Iribarren que el niño que fue
a
veces le pide explicaciones.
La
niña que fui nunca lo hace,
sabe
mucho más que yo ahora,
me
mira con una profunda tristeza
y
algo de cautela
en
sus ojos de neón,
se
diría que espera mi resurrección,
una
toma de conciencia,
un
básico agradecimiento...
...
quizá quiere que algún día conozca
la
causa de que los gatos esfinge no tengan pelo,
o
el misterio de las mutaciones.
Tras
muchas dudas,
tomo
su manita y salimos de escena.
Entonces,
una yo tercera nos ve alejarnos,
parecemos
el niño y Charlot:
un
poco alegres,
un
poco solas,
un
poco caminando hacia ninguna parte.
Y
detrás, la policía.