Escribir
como quien no teme.
Con el mango de una sartén y el cuchillo
afilado,
de perfil y de frente,
de espaldas al público,
dentro del
foco, a manos llenas, con la boca grande,
sobre el mantel y en adelante.
Al lado de quien no puede, no quiere,
no contesta ni sabe
ni le importa,
con palabras bárbaras, delicuescentes,
impávidas,
palabras-simiente divinas,
humanas, ajenas y permanentes.
Sin pretextos, sin excusas,
sinceramente.
Como quien no teme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario