Trenes
amaneciendo
sobre una cama de clavos,
contenedores
de vidrio con miedo a la muerte,
que
se acerca con cada golpe de sable,
voceros
de desgracias en círculos sin salida.
Reunidos
alrededor de la hoguera, haremos,
de inocentes, cenizas,
hundiremos
la estaca en los motivos del lobo y
juntos
iremos cantando a la batalla,
contentos
como niños liberados de la escuela.
Atrás
dejaremos las huertas y las fábricas,
las
lágrimas de risa y las vueltas en el baile,
las
noches de invierno escuchando la lluvia.
Nadie
aprende peor que un animal
que
no se quiere.
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