No
es inteligente ir de listo. Si puedes vivir como el sistema exige,
para estar integrado en su estructura, es porque a unos les han
quitado lo que a ti te sobra y que te da esa pátina, oh my God!, de
triunfador porque lo vales; pero... valer, valer, vales para aceptar
con fruición (ay, esa inseguridad que sufre el pusilánime) las
actividades delictivas del grupo de poder que te tiene contento, y un
poco chantajeado, no lo niegues, para hacer de ti su inmejorable
cómplice
¿Campeón en qué, por favor? ¿En callar ante el imperio de la
mafia, en reírle los chistes al cacique, en despreciar a los nadies, como si fuese por su causa la pobreza que padecen?
Ahora es cuando me dirás, con esa hipocresía que caracteriza a
quien pretende adormecer su conciencia, que has trabajado muy duro
para tener lo que disfrutas, como si los demás hubiésemos estado
tocándonos la entrepierna desde que nacimos. Perdón, me sale la
vallekana que me habita, y que alimento a diario, para no olvidar
nunca de dónde vengo; pero voy a callar lo que realmente me apetece
decir, alguien podría considerarlo una grosería, y dejar que sea el Robe quien aporte el último mensaje de este escrito, que me
ronda por la cabeza desde la primera línea.