“¿Qué
me dices,
genio
del color
de
la llama de una vela?
Me
tomo la molestia de buscar interrogantes
cuando
duermo
en
el círculo verdoso
o,
según la circunstancia,
siendo
rojos a distintas temperaturas,
o
hueso de madrugada
del
día de a mí qué me importa,
y
ahora vienes con que tú tampoco tienes ni idea.”
Eso
le digo, doctor, pero le aseguro
que
de ninguna forma le haría caso.
A
usted.
No hay comentarios:
Publicar un comentario