El aire que batan las alas de los ángeles
será veneno para los tenientes.
-Roque Dalton
Comienzo por explicarte que escribo no de cosas,
ya me entiendes,
sino al número atómico del oxígeno, cuando respira;
de qué manera abren sus poros en este instante molusco de paciencia
que sigue su camino mirando a una aceituna en la horquilla extrema del oriente nórdico.
Es un galimatías suburbio y Bolaño sueña con Biedma tomando una copa con Dalton
en la cumbre del Himalaya.
Nunca delataría, bajo el suelo de una bota fabricada expresamente
para seguir el rastro de cortezas cerebrales, a mi expósita inocencia,
de eso puedes estar segura.
Pero sabes que me crece el pelo si me asombra una idea
con cara de nube.
Es un atavismo biológico, me parece, que extiende sus alas de murciélago
caprichoso y juguetón.
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