Dices
que prefiero los labios
de
otros caminos,
tan
hermosos como otros,
tan
deformes como las manos cerradas
de
cualquier destino;
pero
viajo entre los juncos de la orilla,
mis
pies no marcan el barro
de
esta lluvia sensatamente loca,
impaciente,
espejo mentiroso
en
el fondo de una copa vacía.
No
es cierto, por más veces que muera,
nunca
elijo los besos
que
acabarán mordiéndome.
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