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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

sábado, 19 de noviembre de 2016

De lobos y laberintos


Si el último sol de la tarde muestra la cabeza

con esa elegante decadencia 

que tiene la luz invertebrada, 

y saluda al público en el escenario, 

y sonríe como haría un estepario

antes de la huida, 

se deja ver el final que acelera el laberinto. 

Uno nuevo reclama su sitio, 

le van naciendo la frente, 

los puños y la altura 

de la velocidad de su ciencia, 

los telares de las alas, 

la certeza impresionante de seguir creciendo 

sin milagro que lo impida. 

Es entonces cuando el vientre avisa 

de cien diablos invadiendo la mecánica, 

de nada sirve fingir que se atiende lo importante

(¿hará frío dentro de un grano de arena? 

¿volará el cuco sobre la margen izquierda del nido?), 

un lobo sabe que importa pagar la deuda, 

y que sigan las respiraciones. 

Si algún final viene a verte, 

lo más sensato es abandonarse a la caída.














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