Tiempo
nacido en la curva del pecho de un ave.
Su canto era gota de lluvia y pies en el agua
[plsss....plsss...]
Los
ojos de la hierba, insólitas luciérnagas en los descampados.
Un
segundo extendía la vida hasta un caracol de siglos
y
mente espiralmente soberana,
el
viento imitaba una voz sonámbula
dentro
de nubes, hechas todas de plumas de albatros.
Medianoche
y Pan bailando música de chopo
[hacían
clsss... clsss... sus manos]
juez y parte candeal
en
la boda del fruto con las escamas.
Después
llegó la gris materia de un domingo muerto
de
mala compañía.
Sólo
el desierto es más sincero
que
las copas de los árboles.
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