No te
sabes poeta,
pero
el último trago te inunda de olas.
La
acera es el reflejo sobre el que brillas, raíz de mandrágora,
y no
ves tu belleza, timón partido, porque no te sabes poeta.
Te
elevas, sacudiendo de tus hombros tanta importancia, y respiras
el
aire de un sueño que parece posible a mil kilómetros
de un
lugar cualquiera; sólo hay que avanzar algo cada día,
piensa
esa ventana iluminada un poco. Apagada.
Las
manos en los bolsillos,
llenos
de no te sabes poeta.
Pero
silbas, cada vez que lloras.
2 comentarios:
Aquí estoy como tantas veces sin saber que escribir...me gusta tanto esta poesía. Ganas de encender un pucho y irme afuera. Que linda que sos poeta palentinamente cósmica. Hay magia hoy y llegó hasta aquí.
Arranca el motor, LYl, cuenta cualquier cosa que tenga música.
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