Nunca supo madrugar,
pero bailaba
sobre el horizonte rítmico de las estrellas.
Volverá aprendida de historias,
sobre las cáscaras de una periodista,
cuando Hunter Thompson se hizo amigo de un dragón
realmente estupendo.
Yo no sé dónde el límite, pero ella,
infinitesimales galaxias.
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